El estribillo y la letra

Dice el ministro De Guindos que una de las pocas cosas cuyos recursos crecen en los presupuestos generales es la ciencia-investigación-y-etc-etc... (un 5%, señala). Y será cierto. Aunque la calle siga creyendo que hay más recortes y manadas de científicos que van al paro o envían su cerebro por mensajería al extranjero. Que también será cierto, claro.

Es que la ensalada de letras y números no es fácil de digerir. En España somos muy devotos del jingle pegadizo, pero la cancioncilla del «I+D+i» se entiende menos que si estuviera en sánscrito. Este lego ha de ser coherente y confesar que el estribillo del ministro De Guindos no le suena mal: España tiene «un plan y una estrategia», que son cosas distintas, y se trata de que el esfuerzo de inversión en investigación se convierta en desarrollo tecnológico e innovación aplicada a la empresa y la industria. O sea más competitividad, «utilizarlo como palanca para cambiar el modelo económico...».

¿Y el resto de la canción? Lo que podríamos llamar «el entramado de la ciencia» es cosa muy enredosa. Da la sensación de que toda la «ciencia» depende del dinero que ponga el Estado, lo cual sería triste síntoma de una sociedad civil inmadura y corta de vida propia. Pero entonces hay que pillar que el enredo es porque en realidad estamos hablando de puestos de trabajo.

Sobre todo empleo público, que es lo que subleva las calles. De Guindos habla de 135.000 empleos públicos y sólo 80.000 privados. Sin embargo, he aquí cifras oficiales del INE: de los 14.184 millones que el ministro cita como inversión total española en 2011, la Administración puso 2.762 millones; otros 4.002 son de la Enseñanza Superior; y las empresas invirtieron 7.396.

Así, se puede pegar el estribillo, pero es difícil cantar la canción: ciencia de base, universidad, innovación... Aún hay que separar estrofas y traducir bien esa letra. Que se entienda mejor.

Twitter: @juliomiravalls